El buen tiempo hace que la procesionaria del pino salga más temprano de sus nidos y moleste con su urticaria.
Como ciclo natural que es, ya se preveía que pasaría, lo que está llamando la atención este año es que salgan tan pronto de sus nidos.
La oruga procesionaria, Thaumetopoea pityocampa, está cubierta de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
Aunque las temperaturas están animando a una mayor actividad de las orugas, los hábitos alimentarios de esta especie, que se come las hojas de los pinos, no representa necesariamente un problema para el árbol afectado que puede perder todo su follaje pero que, en la mayoría de los casos, no muere.
Procesionaria, enemigo a evitar por todas las personas
El principal efecto dañino de esta especie es el posible daño a personas, sobre todo a los niños, provocado por las poblaciones situadas en áreas recreativas, parques, jardines o zonas de acampada, no sólo por el efecto estético que produce, sino por las urticarias que puede causar a personas y animales domésticos, por lo que debe evitarse el contacto con las orugas, así como transitar por zonas muy afectadas. Eso hace que sea considerado un problema de salud pública y no una plaga forestal.
Tratamientos preventivos: la mejor opción
Frente a esto la mejor opción son los tratamientos preventivos. Teniendo como principales métodos:
- Colocación de trampas de captura de polillas durante los meses de Junio y Julio

- Colocación de trampas captura de orugas en este momento

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